Un genocida condenado
El CCLXI Congreso de la UnTER expresa su satisfacción ante el fallo que condena a reclusión perpetua al ex-capellán de la policía federal, Cristian Von Wernich por los delitos de lesa humanidad cometidos en el marco del genocidio que tuvo lugar en nuestro país entre 1976 y 1983. Esta sentencia se transforma así en una referencia ineludible en la lucha por lograr el juicio y castigo a los responsables de la tortura, asesinato y desaparición de 30.000 compañeros y compañeras, quienes lucharon por una Argentina distinta y para todos.
Durante el curso del año, hubo opiniones divergentes respecto de los juicios. Pero ha sido tan cínico el comportamiento de Von Wernich, que ha merecido el repudio unánime de los principales referentes sociales y políticos.
El sacerdote en el único momento que se expresó, nunca negó los hechos. Nunca proclamó inocencia. Trató de resignificarlos, dando un carácter de sacralidad a su actuación y revistiendo de demoníaco lo que pueda implicar la imputación de un cargo en su contra. "El testigo falso es el demonio".
Está claro que hoy el demonio no es el marxismo o el comunismo. El demonio ha pasado a ser el testigo.
La ausencia de un gesto de arrepentimiento, la agresividad que surge de las citas elegidas, la figura del demonio, la acusación hacia los testigos como demonio, la incomprensión del sentido mínimo de justicia, ha despertado un repudio generalizado en la sociedad argentina y en todos los países del mundo que no podían comprender semejante proceder.
La Iglesia fue la única que con tibieza llegó a decir que no quería impunidad. Pero inmediatamente agregó que tampoco quería odio. Como si pedir Justicia y Verdad, significara alentar odios.
Pero hasta el momento no ha sido sancionado por la doctrina católica. Y Bergoglio, una oveja interesada en la búsqueda de la Verdad (así lo expresó en su homilía del domingo), tampoco lo ha instado a decir todo lo que sabe sobre los detenidos desaparecidos o asesinados durante la dictadura.
Hoy lo importante es destacar que la sociedad argentina, mayoritariamente, ha aprobado con beneplácito el acto de justicia que sanciona con firmeza a los asesinos del pasado y sus cómplices.
Viedma, 12 de octubre de 2007