Este primero de mayo encuentra a la provincia, el país y la región atravesando el segundo año de la pandemia por el COVID – 19, y la segunda ola de contagios, en algunos lugares del mundo atraviesan una tercera, sin poder aun lograr la inmunidad, a pesar de los esfuerzos científicos y las vacunas. La economía ha marcado el ritmo de las actividades laborales y sociales, el desfinanciamiento y las malas políticas tienen al sistema de salud y sus trabajadorxs exigidxs, sin descanso y sin salarios dignos.
No invertir en educación, salud y tecnología trae consecuencias para la vida, la pandemia demuestra que las condiciones edilicias y derechos laborales están relacionadas con la calidad de vida y de la salud de la población. También sabemos que hay una estrecha relación entre los efectos del extractivismo, la minería y la industria con los ecosistemas y la salud humana.
El trabajo que ofrece el llamado progreso es temporal y solo deja devastación y contaminación, no incluye el cuidado del ambiente, ni se hace cargo del impacto que genera.
El INDEC, informó en marzo de 2021 que la desocupación en el país es del 11%. Dos dígitos que se relacionan con la pobreza y la indigencia. El 58% de niñxs menores de 14 años son pobres y más del 15% indigentes. Muchxs de lxs estudiantes que asisten a las escuelas públicas son hijxs de familias que han quedado sin trabajo.
Además, el neoliberalismo promovió la precariedad laboral. Un gran desafío de los gobiernos es superar la alta incidencia de la informalidad en el mercado de trabajo, que afecta especialmente a las mujeres y a las personas provenientes de hogares de menores ingresos.
En pandemia, el trabajo en la presencialidad exige condiciones de salubridad e higiene, protocolos sanitarios, responsabilidad social, pero también organización de trabajadorxs para conocer y exigir a los Estados nacional, provincial y municipal, cumplan con las normativas y recomendaciones sanitarias.
Un/a docente no solo se comunica con la familia para transmitir deberes, en esa comunicación se genera un vínculo pedagógico que ha sostenido la educación pública, muchas veces sin recursos tecnológicos ni conectividad.
Las trabajadoras y los trabajadores de la educación tenemos claro que la lucha contra toda forma de explotación se construye de manera colectiva, la construimos en las aulas, en la calle, en el barrio.
Los manuales escolares suelen remitirse a celebrar el “Día del Trabajo”, reproduciendo el discurso hegemónico despojado de la mirada política que implica recordar la lucha de hombres y mujeres por la jornada laboral de ocho horas. Reclamo duramente reprimido por la clase dominante, que ahorcó a sus principales dirigentes, pero que no pudo impedir la toma de conciencia de la clase obrera que finalmente logró esta reivindicación.
Desde UnTER saludamos al conjunto de trabajadores y trabajadoras en su día, ratificamos nuestro compromiso en defensa de la educación pública y popular que tiene por objetivo garantizar condiciones dignas de enseñar y aprender; incluyendo la batalla cultural.
Aún en emergencia sanitaria, continuamos la lucha en defensa de los derechos del pueblo, con la convicción de que en la unidad y organización ¡venceremos!
Gral. Roca - Fiske Menuco, 1 de mayo de 2021.
Viviana Orellano, Secretaria de Prensa, Comunicación y Cultura
Patricia Ponce, Secretaria Gremial y de Organización
Silvana Inostroza, Secretaria Adjunta
Sandra Schieroni, Secretaria General