El Obispo emérito de Viedma, Miguel Hesayne, falleció este domingo 1 de diciembre. Fue uno de los referentes de la Iglesia que tuvo el coraje de enfrentar a la dictadura genocida que se inició el 24 de marzo de 1976.
Junto a Jaime de Nevares en Neuquén, Jorge Novak en Quilmes, Carlos Ponce de León en Salta y Enrique Angelelli en La Rioja hizo oír su voz denunciando las violaciones a los derechos humanos por parte de las fuerzas militares y policiales, mientras la mayoría de la jerarquía eclesiástica argentina era cómplice por acción u omisión.
Luego del asesinato de los sacerdotes católicos Carlos de Dios Murias y Gabriel Longeville, del campesino y militante católico Wenceslao Pedernera, de Angelelli y Ponce de León, Hesayne, de Nevares y Novak, fueron perseguidos y amenazados, sin embargo, reforzaron sus posiciones y acompañaron los reclamos de Madres, Abuelas y familiares de detenidxs desaparecidxs ante organismos internacionales. Con el regreso de la democracia, dio testimonio histórico, coherente y conmovedoramente cristiano en tanto pastor y ciudadano en los Juicios a las Juntas por delitos de Lesa Humanidad
Hesayne abrazó la Opción Preferencial por los Pobres y pensó a la Iglesia y el mundo con los preceptos fundamentales del Concilio Ecuménico Vaticano Segundo, desde el Magisterio de la Iglesia, bajo la premisa de la Teología de Liberación. Su compromiso social en defensa de los sectores populares y en particular los jóvenes, lo llevó a impulsar infinidad de iniciativas en su diócesis, entre ellas el proyecto educativo Paulo VI, en el que se destaca su convocatoria a lxs docentes sobre la necesidad de afiliarse a UnTER, como herramienta de lucha por sus derechos.
También convocó el primer Sínodo pastoral diocesano (1983-1984), recibió la visita apostólica del papa Juan Pablo II en abril de 1987, y propició la creación de los obispados de Alto Valle y Bariloche.
No dudó en enfrentar públicamente a los presidentes Carlos Menem, Fernando De la Rua y Eduardo Duhalde, cada vez que aplicaron políticas de ajuste que sumergieron al pueblo en la miseria y la desigualdad. Denunció la persistencia de la política del gatillo fácil, en las fuerzas policiales y nunca dejó de cuestionar a la jerarquía de la iglesia católica por su lamentable accionar en las numerosas crisis que atravesó a nuestro país.
En sus escritos, recopilados en el libro “Cartas por la vida”, se puede observar su claro posicionamiento a favor de la vida y la dignidad del pueblo, haciendo realidad la premisa que “no se puede ser neoliberal y cristiano” y también su postura respecto de la misión indeclinable de la iglesia respecto de la política, como herramienta de liberación.
En algún momento confesó que muy a su pesar se transformó más en profeta que en pastor, pero sin lugar a dudas, la coherencia entres su palabra y sus acciones, marcaron a fuego a quienes lo conocieron y continúan su tarea, en pos de una sociedad más justa, solidaria y sin exclusión.
¡Hasta la victoria, compañero obispo Hesayne!
Gral. Roca - Fiske Menuco, 1 de diciembre de 2019.
María Inés Hernández, Secretaria de Derechos Humanos, Género e Igualdad de Oportunidades
Viviana Orellano, Secretaria de Prensa, Comunicación y Cultura