“Les vi voltear los ranchos y salí a pelear con ellos para que no les quitaran el territorio. Había un señor que iba a alambrar, a alambrar y a alambrar, a extender kilómetros de alambre y cuando llegué, ya lo habían hecho, pero quedaban algunos todavía, y a culata de camionazos, les voletaban el rancho. Entonces, ¡por favor, que aquí hay vida!, creo que ahí, sin saberlo, estaba trabajando por los Derechos Humanos”.
Luis Genga, bautizado por los mapuches como colipa yün, barba colorada, llegó a la patagonia desde se Córdoba natal, en la década del sesenta, sus primeros años estuvo en Chubut, en una escuela de Neuquén y luego en Río Negro. Fue el primer Secretario General de la UnTER.
El Genga de 79 años y barba blanca, le dice al joven maestro “Aunque le vuelvan a allanar la escuela en 1976, aunque lo persigan, aunque no le den posibilidades, que siga adelante, que siga luchando, porque es la única forma que ésta humanidad se salve, con la lucha no solo de él, sino con la lucha de todos los que pueda ir sumando en el camino”.
Luis Alfredo Miguel Genga
Nació en Bell Ville, Córdoba el 29 de septiembre de 1939. Maestro rural, profesor de Literatura, Primer Secretario General de UnTER. Secuestrado en Cipolletti en septiembre de 1976, una vez liberado, se exilió en España. Regresó al país a mediados de los 90, hace pocos años volvió a a radicarse en el Alto Valle.
Trabajó como maestro en escuelas de parajes de Chubut y Río Negro, a los finales de los 60 y comienzos de los 70, se sumó a los pequeños grupos que formaron la Federación de Docentes Rionegrinos en un Congreso en Bariloche. Vincularon su trabajo a Horacio Requena y Alfredo Bravo. Participó del nacimiento de CTERA en 1973 y al año siguiente, en el Congreso de San Antonio Oeste en el que se fundó la UnTER, el sindicato de trabajadores y trabajadoras de la Educación de Río Negro fue elegido Secretario General.
Le tocó liderar la huelga del 75, en coincidencia con la de los trabajadores de Sierra Grande, que termina con la irrupción violenta en una madrugada de tropas del Ejército –V Cuerpo– y federales provenientes del Operativo Tucumán. En ese período ya la Triple A extendía sus tentáculos en la provincia.
Al día siguiente del Golpe Genocida, el Ejército allana la Escuela Nº 50, donde Luis era Director, en horas de clase, causando pánico a niños y niñas, destruyeron todo, se llevaron documentos y libros, y dejaron una citación para presentarse en la comisaría de Cipolletti. Cuando se presentó lo interrogaron, sin agresiones físicas, sobre materiales que tenía en la biblioteca, actividades y reuniones, lo liberaron después de horas de interrogatorio.
En septiembre, un grupo de tareas lo secuestró junto a Cristina y Silvia Bottinelli (esta última es su pareja hasta la actualidad) y Jorge Villafañe. Fueron trasladados al centro clandestino “La Escuelita” ubicada en el Batallón de Construcciones 181 (actual 161) de Neuquén, donde operaba entre otros torturadores Raul Guglielminetti.
Durante dos semanas de horror, fueron liberados en Centenario y Arroyito, intentó volver a dar clases, pero la persecución fue tan fuerte que con el apoyo de Alfredo Bravo, junto a Silvia partieron al exilio en España, Cristina Botinelli tampoco pudo recuperarse de las torturas ni volver a su cátedra en la UNCo, se fue a México donde falleció, de Villafañe jamás supieron nada más.
Declaró en los Juicios denominados La Escuelita II, 2012 y
III en el 2013. Elegido por el voto de miles de compañeras y compañeros regresó a la conducción de la UnTER como Secretario de Derechos Humanos, Género e Igualdad de Oportunidades en el período 2013-2016. Actualmente continúa su militancia junto a los pequeños y medianos productores y acompaña las instancias del Juicio por la desparición de Daniel Solano, obrero golondrina de Salta desaparecido en Choele Choele, a manos de la policía provincial, con complicidad de Expofrut y Agro Cosecha.