El 30 de marzo es una fecha liminar en la historia del sindicalismo argentino a partir de la creación de la CGT de los Argentinos en 1968, fundada en el Congreso Normalizador Amado Olmos, luego de dos días de debates intensos. Raimundo Ongaro, dirigente gráfico fue elegido Secretario General, acompañado por un amplio arco ideológico de gremialistas desde Agustín Tosco, del sindicato clasista de Luz y Fuerza hasta Jorge Di Pascuale, referente de la Resistencia Peronista. Rodolfo Walsh tuvo a su cargo el seminario de la organización y escribió el Programa del 1° de Mayo, como un manifiesto revolucionario en pos de la toma del poder de la clase trabajadora.
Catorece años después, en 1982, bajo la consigna de “Pan Paz y Trabajo” miles de trabajadorxs se movilizaron contra la dictadura genocida. Por la 9 de julio resonaban “Se va acabar, se va acabar, la dictadura militar”. La movilización convocada por Saul Ubaldini, dirigente cervecero, Secretario General de CGT Brasil, se replicó en Rosario, Mar del Plata y Neuquén. Ese día con itakas, gases y caballos la policía reprimió y asesinó, en Mendoza, a José Benedicto Ortiz, trabajador y sindicalista textil.
Con sus características propias, acordes al contexto histórico en el que se desarrollaron, las movilizaciones obreras han sido el principal foco de resistencia frente a los avances de las políticas de ajuste y exclusión en nuestro país. Entre el 68 y el 82, muchos de sus referentes pasaron a engrosar la lista de asesinados, detenidos y desaparecidos, sin embargo, siempre existieron los que levantaron las banderas y siguieron adelante. Los que no se modificaron son los nombres de los dueños del poder, los civiles cómplices que engrosaron sus arcas a costa del hambre del pueblo como los Menéndez Behety devenidos en Peña Braum, Mitre, Noble, Blaquier los grupos agroexportadores de la Sociedad Rural, para nombrar algunos.
A cincuenta años de la creación de la CGT de los Argentinos, nos encontrarnos con que la derecha logró llegar al poder sin el auxilio de las botas, sino avalada por los votos. Logró reconvertirse, no solo en Argentina sino también en toda Latinoamérica. Apoyada por el blindaje de los medios de comunicación hegemónicos, son capaces de afirmar que bajó el índice de pobreza aún cuando el propio Ministerio de Trabajo reconoce más de 280.000 personas despedidas, que se multiplica exponencialmente en sus familias y en el quiebre de la pequeña y mediana industria nacional frente a la liberación de la exportación.
El gobierno de Mauricio Macri, pretende quebrar el espíritu de la conciencia colectiva, habla de empredurismo, deslegitima a los sindicatos y a referentes políticos y sociales que se atreven a enfrentarlo. Protege a los ladrones de guante blanco mientras asesina por la espalda a niños y jóvenes del sector popular. Sin embargo, desde el 10 de diciembre del 2015, a la par del avance neoliberal, la movilización popular se mantiene en alerta y activa, aunque pretendan silenciarla, así lo demuestra desde la movilización de San Cayetano en 2016 hasta el 21 de febrero del 2018.
Trazar el camino de la unidad de la clase trabajadora nunca fue fácil, fue y será necesario comprender reconocer al verdadero enemigo, que nunca está de este lado, sino en la vereda de enfrente. Así lo entendieron Tosco, Ongaro y Di Pascuale, aunque provenían de vertientes sindicales tan diferentes como el clasismo y la resistencia peronista. Lo comprendieron Ubaldini, las Madres de Plaza de Mayo y el Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, en el 82 y lo replicaron las organizaciones cuando en los 90 el neoliberalismo hambreaba al pueblo y se volcó a las calles el 19 y 20 de diciembre del 2001.
En el contexto actual urge sostener y fortalecer la unidad y la organización frente a un enemigo que adopta múltiples caras y abre numerosos frentes, tal como lo reconociera Esteban Bullrich en su momento, con el objetivo de desarticular a la clase trabajadora. A través de cincuenta años, al calor de las luchas se fueron gestando nuevas formas de representación sindical y social que conviven con formaciones históricas.
En tiempos atravesados por la velocidad y el impacto mediático, es imprescindible tomarse el tiempo para reflexionar, mantener la memoria activa y suma voluntades, no dejarnos vencer por la desesperanza. Desde esta perspectiva retomamos las palabras del Che Guevara en su mensaje a los argentinos el 25 de mayo de 1962: “Todo es parte de una sola lucha, y es verdad cuando el imperialismo lo llama con un denominador común, porque aún cuando las ideologías cambien, aún cuando uno se reconozca comunista, o socialista, peronista, o cualquier otra ideología política en determinado país, sólo caben dos posiciones en la historia: o se está a favor de los monopolios, o se está en contra de los monopolios. Y todos los que están en contra de los monopolios, a todos ellos se les puede aplicar un denominador común. En eso los norteamericanos tienen razón. Todos los que luchamos por la liberación de nuestros pueblos luchamos al mismo tiempo, aunque a veces no lo sepamos, por el aniquilamiento del imperialismo. Y todos somos aliados, aunque a veces no lo sepamos, aunque a veces nuestras propias fuerzas las dividamos en querellas internas, aunque a veces por discusiones estériles dejamos de hacer el frente necesario para luchar contra el imperialismo. Pero todos, todos los que luchamos honestamente por la liberación de nuestras respectivas patrias, somos enemigos directos del imperialismo”.
Gral. Roca - Fiske Menuco, 30 de marzo de 2018.
María Inés Hernández, Secretaria de Prensa, Comunicación y Cultura
Benjamín Catalán, Secretario Gremial y de Organización
Marcelo Nervi, Secretario Adjunto
Patricia Cetera, Secretaria General