Eduardo Alfredo Pasquini y Liliana Graciela Mizrahi

 

 

Eduardo Alfredo Pasquini y Liliana Graciela Mizrahi. Son secuestrados de su domicilio en de Rosario el 10 de junio de 1976. Eduardo nació el 24 de abril de 1941, vivió en Bariloche, egresado del Balseiro. Físico y docente en Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de Rosario, UNR. Liliana, nació el 20 de marzo de 1942, 34 años, psicóloga, docente en UNR.

Gabi, una de las hijas de la pareja relata en un documento “Homenaje a Eduardo Pasquini de parte de su hija Gabriela Pasquini”: “Se los llevaron de mi casa el 10 de junio de 1976. Al despertar, mi hermana y yo encontramos la casa revuelta y ellos no estaban. Yo sabía lo que había pasado. Dejamos un cartelito en la puerta (por si los liberaban y volvían) y nos fuimos a casa de una amiga de mi mamá. Yo tenía once años y Laura, nueve. Liliana y Eduardo acababan de cumplir 34 y 35 respectivamente. Nunca más supimos nada de ellos, salvo alguna cruel y detestable falsa noticia que tuvo por objeto obtener ropa y dinero, o alguna alarma de bomba que nos obligaba a refugiarnos durante un día entero en alguna parte”.

El 19/09/11, la UNR informó en la nota “Se restituyeron legajos de desaparecidos” que durante la “Semana de los Derechos Humanos” en la Facultad de Psicología se restituyeron los legajos universitarios a 37 familiares de estudiantes, graduados y docentes desaparecidos o asesinados por el terrorismo de Estado.

“Se trató de testimoniar una presencia concreta y real, que existió, que intentó realizar sus proyectos y que se truncaron por el terrorismo”, expresó el Vicedecano de esta casa de estudios, Sebastián Grimblat.

Entre los legajos devueltos se encontraba el de la Profesora Titular Liliana Graciela Mizrahi, quien contribuyó a la inclusión del psicoanálisis en la Facultad.

A modo de homenaje, se colocó una placa en el ingreso del nuevo edificio de Riobamba 250 bis, con la leyenda de Paco Urondo: "Arderá su memoria hasta que todo sea como lo soñamos".

Gabi Pasquini, dice: "Todos los que los conocían dicen que mis viejos eran gente increíble. Mi recuerdo de nena no es imparcial. Pero podría asegurar, a partir de muchos testimonios, que es verdad que entre nuestros 30 mil desaparecidos estaban los mejores tipos, aquellos dispuestos a defender y transmitir sus ideales, aquellos que, de una manera u otra, luchaban por un mundo mejor para todos". (Fuente: Las luces de la memoria, Rosario 12. 23/03/10).


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