Autor: Internacional de la Educación
Año: 2015
Amanece en el mundo. Los maestros inician su día siendo padres, madres, esposas, con energía cargada, imaginando el día que está por venir. Cada región posee rasgos distintivos y, sin embargo, hay algo en el ser docente que los une, un propósito.
Cada uno viaja a su modo pero es esa esencia invisible, que hace que todo se mueva, la que los transporta al aula. Y allí están ellos frente a chicos de todos colores, tamaños y clases sociales, intercambiando saberes y experiencias, soñando los modos de hacer girar la rueda y cambiar lo estanco, de generar conciencia.
El compromiso de brindarse a los demás es lo que los lleva a participar fuera del horario escolar en sindicatos, en cooperativas, en reuniones docentes, etc. Y al volver al hogar siguen siendo ellos, padres, madres, esposas, manteniendo coherencia. Las historias se cruzan en el relato, se igualan y se diferencian, con crítica, con reflexión, con optimismo.
Buscando un ideal es que nace y muere el día, para luego nacer de nuevo. Y en el sueño colectivo se vislumbra un mundo en el que la educación es un derecho social garantizado, en el que todos y todas tienen acceso a una educación de calidad, en el que la paz y la felicidad lo impulsan.