Rosario Vera Peñaloza
La Rioja fue el punto de llegada y partida de Rosario Vera Peñaloza. El 25 de diciembre de 1873 nació en Atiles y falleció el 28 de mayo de 1950, en Chamical. Dedicó su vida a la educación, en especial, a la creación de los jardines de infantes y al perfeccionamiento de sus docentes con la idea de Rosario se graduó como Maestra Normal mientras paralelamente, estudiaba el profesorado destinado a los jardines de infantes y, en 1897, se graduó como Profesora de Kindergarten, en la Escuela de Profesores del Jardín de Infantes de Paraná. Sumó a su formación cursos de arte, educación física, trabajo manual, convencida que quien educa debe educarse integralmente, especialmente si desea trabajar con niños y niñas desde su primera infancia.
Influenciada por las ideas pedagógicas deJohan Pestalozzi, Federico Froebel y María Montessori, se dedicó a estudiar y difundir sus teorías, inculcándoles una mirada de la realidad argentina. Ocupó todos los cargos dentro del sistema educativo de la época en distintas provincias, desde maestra de grado hasta catedrática. En 1900, fundó el Jardín de Infantes anexo a la Escuela Normal de La Rioja, el primero de una larga serie creadas en las ciudades de Córdoba, Buenos Aires y Paraná, abocándose al estudio de planes y programas de educación para niños y niñas.
Tuvo una participación destacada en todos los ámbitos que se la convocó, no estuvo exenta de los devenires políticos, por ello entre 1917 fue declarada cesante, acción que generó una multiplicidad de adhesiones públicas, poco frecuente para la época. Un año después, junto a Carlos María Biedma inauguran la Escuela Argentina Modelo, donde es nombrada Directora y trabaja junto a Pablo Pizzurno, Rodolfo Senet, Víctor Mercante, Ernesto Nelson, Rita Latallada de Victoria.
Desde esta Escuela, se promueve a los jardines de infantes y logran en reconocimiento del Estado. Aquí Vera Peñaloza crea un museo pedagógico con fines didácticos y comienza a recorrer el país difundiendo ideas tales como que la educación comienza en la niñez, recalca la importancia del juego, porque a través de ello el niño y la niña se introducen en el mundo de la cultura, de la sociedad, la creatividad, y el servicio a los demás, porque la educación se debe dar en un ambiente de amor y libertad.
Su compromiso con la educación continuó hasta después de su jubilación, formó generaciones de maestros y maestras, escribió innumerable cantidad de documentos que aún no han podido ser editados de manera completa. En una época donde el positivismo era lo establecido, Rosario buscó el equilibrio, para ello indagó teorías, leyó, comparó, escribió y reescribió, buscó estrategias para la formación docente que les permitiera a educadores y educadoras comprender la conexión entre lo popular y lo nacional, a la vez que sumó el aporte de pedagogos/as extranjeros/as reconocidos, a la teoría y práctica del quehacer cotidiano.
Para algunos , Rosario Vera Peñaloza fue la más nacionalista de todas las educadoras del Siglo XX, para otros/as, fue y es el reflejo de la tenacidad puesta al servicio de las convicciones, sin dudas para el conjunto es un ejemplo a seguir, por ello el 11 de septiembre de 1945 fue declarada “Maestra de la Patria”, cuando celebró sus bodas de oro con la docencia. Tenía 77 años cuando la encontró la muerte, en uno de sus viajes para dictar nuevos cursos, sin dudas estaba pensando nuevas estrategias, escribiendo en sus amados cuadernos de apuntes, su vida fue coherente con sus discursos por eso hoy se la recuerda con respeto, pero fundamentalmente con lo mejor que supo despertar entre sus estudiantes, porque fue lo que brindó a manos llenas, amor.
Gral. Roca - Fiske Menuco, 28 de mayo de 2015