Artículo publicado en EcoPolítica, Red de pensamiento, formación y debate sobre ecología política
Por Jean Gadrey [1]
Artículo publicado en Alternatives Économiques el 31 de diciembre de 2014
Traducido al castellano para EcoPolítica por Ricardo Campos. Revisado por Nathalie García
Podemos es un fenómeno político de gran interés (para personas como yo). Y el hecho de que Syriza en Grecia y Podemos en España preocupen y mucho a las “élites” europeas y al mundo financiero sólo puede fortalecer mi interés y mi deseo de que lleguen al poder, probablemente con otros.
Esperaba pues el programa económico de Podemos. Existe una primera versión que espero sea debatida y revisada. Desde luego es un texto “muy a la izquierda” y del que muchas propuestas y análisis permitirían una reorientación conjugando lo posible y lo deseable: la toma de control de los bancos, una fiscalidad justa, las 35 horas y el reparto de trabajo, la democracia…
Por otro lado he apreciado mucho la insistencia en la lucha contra la pobreza y las desigualdades, en la igualdad entre mujeres y hombres en todos los ámbitos, así como la parte del programa consagrada al desarrollo de las actividades dedicadas a la primera infancia y a las personas mayores como componentes de una política de igualdad y de derechos universales, y, más en general, la atención prestada a “los servicios de bienestar (educación, sanidad…)”, los servicios del buen vivir.
Pero el programa queda increíblemente debilitado en el plano de la transición ecológica, siendo esta uno de los grandes ejes de la reorientación económica y de la creación de empleos útiles (ver mis entradas sobre este tema del empleo en la transición). No hay casi nada, por ejemplo (algunas líneas muy vagas en las 68 páginas del documento) sobre agricultura y energía, que son sin embargo dos de los sectores más afectados por la transición, incluida España.
Es ante todo un programa keynesiano de izquierdas que en realidad no rompe con el productivismo a pesar de los oportunos matices. Esperaba en este terreno otra cosa de este partido, surgido del movimiento de los indignados, habida cuenta de su manifiesto de enero de 2014. Puestos a hacer keynesianismo, se habría podido considerar AL MENOS un keynesianismo verde, un Green New Deal. Ahora bien, se alude a ello muy tibiamente, en un único párrafo sobre economía verde (p. 38) desprovisto de propuestas sectoriales concretas. Las proposiciones son numerosas, robustas y convincentes en el plano social, financiero, deuda pública, desigualdades, democracia, muchos retos importantes en efecto. Pero respecto al ecologismo social, es una mezcla engañosa, una mínima parte de ecologismo y otra enorme de reivindicación social y control financiero. Ahora bien, el medio ambiente se está convirtiendo en una cuestión SOCIAL Y HUMANA fundamental, y esto se va amplificar.
Los autores de este programa son Juan Torres López (profesor de economía) y Vicenç Navarro (profesor de economía y de ciencias políticas muy reputado). Primera cuestión para la cual no tengo respuesta: ¿Cómo es posible que, un partido que coloca tan alto conceptos como soberanía popular y “democracia real”, haya podido confiar a dos economistas, y no a un colectivo plural, la tarea de redactar un texto de tal magnitud política, siendo incluso un anteproyecto? Si me atengo a lo publicado por Le Monde el 26 de diciembre, es el mismo Pablo Iglesias, líder de Podemos, quien ha presentado este programa a la prensa el 27 de noviembre en Madrid.
Con los dos coautores (Florent Marcellesi y Borja Barragué) de la adaptación en castellano de mi libro Adios al crecimiento hemos puesto en duda en febrero de 2013 la forma en la que Vicenç Navarro abordaba el futuro de las pensiones. Había publicado un artículo de opinión en el diario El País en el que defendía una idea muy conocida en la izquierda francesa productivista: a partir del momento en que se favorezca la vuelta al crecimiento y al aumento de la productividad de forma continuada y suficientemente fuerte en las próximas décadas, no existirá el problema de financiación de las pensiones. Navarro aludía en este artículo a una multiplicación del PIB real de España por 2,2 en los próximos cincuenta años. Esta no era en absoluto nuestra visión de las cosas: he evocado muy a menudo esta insostenible “metáfora del pastel que se agranda”, como solución para todo.
Afortunadamente, esto no figura así en el programa económico de Podemos. Pero sí encontramos una obsesión por el aumento de la productividad en una trayectoria en la que el objetivo central es “generar una demanda efectiva” (página 12), incluso si está escrito, sin otra precisión, que esta última no debe confundirse con el consumismo. He aquí otras citas:
La segunda de las cuatro grandes estrategias económicas puestas en valor es la de: “generar una demanda efectiva, es decir, ingresos suficientes para que las familias, los inversores y el gobierno puedan gastar lo suficiente para permitir a las empresas crear empleos decentes y en número suficiente”.
“La economía española venía sosteniéndose en un modelo que perdía constantemente su capacidad de generar innovación, productividad y valor añadido que son las palancas reales del progreso económico” (p. 27).
“De cara a promover aumentos de productividad y una mayor competitividad hay que actuar también en aspectos más concretos como los de la jornada de trabajo” (p. 55).
“Para mejorar la productividad consolidando a su vez una nueva pauta de reparto hay que modificar el reparto del tiempo de trabajo remunerado” (p. 55).
“Un elemento esencial para el aumento de la productividad es la democratización de las empresas” (p. 55).
En estos razonamientos parece como si los aumentos de productividad y de competitividad fueran el fin, cuando hubiera sido posible poner como ejes centrales los aumentos de calidad y sostenibilidad, es decir presentar otra visión sobre “logros” y “progreso económico”. Me remito concretamente a mi entrada sobre “reparto de los aumentos de productividad”.
En cuanto al tema de las jubilaciones, está explicitada, pero sobre la base del derecho a la jubilación a los 65 años (en realidad es la situación actual, el paso a los 67 años está previsto para 2027 en la reforma de derechas en curso).
Entre las palabras más presentes en este texto, encontramos las dos siguientes: realismo y pragmatismo. De acuerdo, en general no tengo nada en contra, muy al contrario. Me pregunto por ello si es realista y pragmático, incluso en un plano estrictamente electoral, en un país donde la tasa de paro oficial es del 24% y la tasa de paro juvenil del 53%, dejar de lado el objetivo de una verdadera disminución de la edad de jubilación.
¿Es realista y pragmático tener más en cuenta la competitividad exterior recuperada que la relocalización, los circuitos cortos, la transición energética, industrial y agrícola y las dinámicas locales, apenas mencionadas?
No desprecio en absoluto las grandes cualidades y ambiciones de este programa, pero espero que incluya, claramente, los objetivos verdes por…realismo y pragmatismo, contando para ello con otros colaboradores que no sean solo dos economistas universitarios, por muy talentosos y “progresistas” que sean.
—
Notas
[1] Economista francés, profesor emérito en la Universidad de Lille-1 (Francia). Miembro del consejo científico de ATTAC France. Ha publicado Les nouveaux indicateurs de richesse (La Découverte, 2007) y En finir ave les inégalités (Mango, 2006). En castellano ha publicado la obra, en co-autoría con Florent Marcellesi y Borja Barragué, integrantes de EcoPolítica, Adiós al crecimiento. Vivir bien en un mundo solidario y sostenible (El Viejo Topo, 2013). Colabora regularmente con las revistas Alternatives Économiques y el periódico Politis.