Evocación de Armando Tejada Gómez

 

 

Cómo evocarte sino desde tus propias palabras en esta tarde soleada de domingo, profeta de un país agrisado de tanto eclipse y funeral. Te recuerdo en el último encuentro en la Feria del Libro de Buenos Aires plantando tus poemas entre la multitud absorta, dando saltitos de tero a orillas del bañado, estrenando la democracia recién llegada como la paz del alba. El abrazo generoso y apretado hasta las lágrimas. No podíamos parar los fogonazos contundentes de la memoria: era Madrid, el pinar de la Elipa y ahí abajo, a tiro de honda, viviendo yo mi soledad de exiliado sin encontrarnos nunca. Sin saber que estabas tan cerca pisando la otra punta de la misma soledad. El tiempo se cansó de zarandear arena en su clepsidra, y el centinela azar, cuando lo vio dormido, canceló los nunca y te trajo hasta mi mesa. Te arrimaste al vino del hogar y encendiste las palabras. Dos noches enteras, con sus fatigados días, hilvanando poemas de entrecasa.

Luis Genga, Buenos Aires, 1994.

(…) Un 3 de noviembre de 1992, se marchaba un sentipensante (como le gusta decir a Galeano), pero como todo lo grande, como todo aquello que nos deja huellas de las más profundas y de las más hermosas, no hay vencimiento para evocar a aquel que nos llevará a la hora exacta en que había niños en la calle y prometía mundos a Juanito Laguna, mientras le cantaba a la ternura o a las simples cosas, sin olvidarse de la Pancha Alfaro, resucitándonos a la alegría, haciéndonos partícipes de sus tonadas en el país del sol y de su lucha permanente y testimonial del nuevo cancionero, el gran Armando que desde hace tanto tiempo con esta Patria Grande en su canción con todos para incluirnos justamente a todos.

Fuente: http://www.banya08.com/2013/11/armando-tejada-gomezlos-ninos-en-la.html