Según un estudio publicado recientemente, la disminución de la deforestación de los últimos diez años en Brasil representa una reducción de emisiones de CO² equivalente a casi tres años de emisiones de todos los coches de los Estados Unidos.
Por TckTckTck, en la web de Sustainlabour
Un estudio reciente ha puesto de manifiesto que los esfuerzos de Brasil para frenar la destrucción forestal se han traducido en un gran éxito en la reducción de emisiones de carbono del país. Una reducción que equivaldría aproximadamente a sacar de las carreteras durante tres años a todos los coches de los Estados Unidos.
El estudio, publicado en la revista Science, ha revelado que granjeros y rancheros del país han librado de su destrucción más de 86.000 kilómetros cuadrados de bosque tropical. Lo que a su vez ha evitado la emisión a la atmósfera de 3.200 millones de toneladas de CO2 al preservar zonas boscosas clave.
De acuerdo con el estudio, la combinación de políticas públicas, un aumento de la tierra protegida, y el rechazo del mercado a los agricultores deforestadores ha resultado en la reducción de emisiones. A lo largo de la década que ha durado el estudio, la deforestación se ha reducido incluso cuando la producción de soja y la carne ha visto ganancias.
La lucha decidida contra la deforestación por parte de Brasil comenzó en 1965, cuando el país aprobó su primer código forestal, que exigía a los propietarios de tierras en el Amazonas proteger al menos el 50% del bosque nativo. Sin embargo, una implementación desigual de este código forestal llevó a décadas de tala forestal agresiva, y la deforestación aumentó marcadamente entre 1999 y 2004, cuando los mercados impulsaron la expansión de los cultivos de soja brasileños.
En 2005, la rentabilidad de la soja cayó en picado, y el entonces presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva anunció un ambicioso objetivo de reducción de la deforestación de un 80% con respecto al año previo. Avances en la tecnología satelital permitieron una mejor vigilancia de los bosques y su implementación. A su vez, en 2012 una revisión del código forestal exigía a los propietarios de tierras la protección del 80% de sus masas boscosas, así como de cuencas hídricas críticas.
Sin embargo, aunque los esfuerzos de Brasil son encomiables, un retroceso no queda fuera de lo posible. Un reciente estudio publicado en Conservation Biology ha descubierto que el país ha retirado el estatus protegido a 5,2 millones de hectáreas de tierra de titularidad pública – un área de aproximadamente el tamaño de Costa Rica –, siendo que el 74% de esos cambios tuvieron lugar entre 2008-2012.
Aumentos en la demanda también podrían amenazar los bosques brasileños en el futuro. Nepstad, autor principal del estudio, dijo: "Estas ganancias son significativas a escala global, pero frágiles. Estamos rozando los límites de lo que puede ser logrado a través de medidas punitivas. Conforme la demanda global de soja y carne comience a crecer de nuevo, necesitaremos un nuevo enfoque para mantener una baja tasa de deforestación en el Amazonas".
Para Brasil, mantener el carbono en los árboles y fuera de la atmósfera es absolutamente crucial. Patrones climáticos extremos relacionados con el cambio climático han estado asolando el país, y los funcionarios gubernamentales han empezado a tomar nota. Brasil ha sufrido una grave sequía este año que ha multiplicado por dos el precio del café y devastado actividades agrícolas a lo largo y ancho del país. Por su parte, el esperado fenómeno climático de El Niño probablemente empeore la situación.
Asimismo, la grave falta de lluvias en el país ha ralentizado la generación eléctrica de las plantas hidroeléctricas y ha puesto en riesgo la principal fuente de suministro de agua de las ciudades.
Así pues, si las emisiones de gases de efecto invernadero y la deforestación se dan sin control, Brasil sin duda verá una mayor volatilidad en los fenómenos climáticos, como sequías e inundaciones, así como un aumento de las temperaturas y la extinción de distintas especies.
Este gráfico muestra la tasa de reducción de la deforestación de Brasil entre 1988 y 2013 de acuerdo con las cifras oficiales proporcionadas por el gobierno brasileño.