Desde la CTA Río Negro expresamos nuestro más categórico apoyo a la decisión de la presidenta de la Nación de intervenir una empresa argentina (YPF), cuyo capital mayoritario estaba en manos de una empresa española (Repsol) y de enviar al Congreso un proyecto de expropiación del 51 % del capital accionario de Repsol, para que el Estado argentino, como la mayoría de los Estados petroleros del mundo, se haga cargo de manera principal, aunque no excluyente, de un recurso energético estratégico como es el petróleo.
Las privatizaciones de YPF y Gas del Estado fueron realizadas en marzo de 1992, a través de una ley ilegítima, porque se sancionó con la presencia, para dar quórum, de un diputado “trucho” y con sobornos. Fue cuando Manzano dijo que desde ese momento el petróleo sería de las provincias y las ganancias de YPF serían para sostener y pagar a los jubilados, porque iba a cotizar en la bolsa. En aquel momento Neudstad decía que el petróleo debajo de la tierra no le sirve a nadie, declarando estar enamorado del modelo económico de Menem, al mismo tiempo que Dromi anunciaba el mandamiento uno del decálogo menemista: “nada de lo que deba ser estatal permanecerá en manos del Estado”. Así hipotecaron el futuro de una generación entera de argentinos excluidos, hambreados, desnutridos y sin destino, hasta que en 2001 todo estalló y se terminó el neoliberalismo en la conciencia del pueblo, aunque todavía persiste en la agenda mediática de los poderosos, que ahora anuncian catástrofes frente a la decisión soberana del gobierno argentino, que gran cantidad de argentinos e incluso españoles (34 % según encuesta de diarios españoles) creen necesaria y justa.
En 2006 Evo Morales estatizó el petróleo y el gas boliviano. En Venezuela y en Ecuador sucedió lo mismo. En todos los casos Repsol y el gobierno español afirmaron que eran violados sus derechos, que eran discriminados. Nada es más justo que Repsol termine su actuación en la Argentina: por los espurios orígenes de la privatización de la empresa nacional y porque antes de quedarse con YPF Repsol era una pequeña empresa que jamás hubiera podido hacer negocios e inversiones en muchos lugares del mundo, como los hizo en toda América Latina. Es decir fundó su crecimiento, acumulación, prosperidad y expansión, en base a la entrega de nuestro patrimonio por los cipayos del menemismo. Por lo demás, luego de quejarse ampliamente con los gobiernos latinoamericanos que nacionalizaron los recursos y la condicionaron, terminó haciendo igual negocios petroleros e incluso pagando hasta el doble de las regalías que le ha pagado a la Argentina.
Repudiamos las declaraciones del gobierno español y de sus voceros mediáticos argentinos, que también han sido voceros de los intereses ingleses en las Malvinas, de la dictadura cívico-militar de la que formaron parte y de otras empresas internacionales que saquean nuestra tierra y explotan a nuestra gente. Rechazamos que se sientan ofendidos por una decisión soberana del Estado argentino, usando la falaz postura de que se trata de una empresa española, cuando YPF no lo es claramente. Y si lo fuera es preciso recordar que cuando el Estado argentino se hizo cargo de la destrozada, desfinanciada y descapitalizada Aerolíneas Argentinas, por responsabilidad exclusiva de una empresa española, no pidieron siquiera disculpas por la gestión ruinosa, cuyo costo tuvimos que pagar todos los argentinos, como tampoco la piden ahora por el vaciamiento de YPF. Como jamás han pedido disculpas por todo el saqueo que hicieron en nuestras tierras como colonialistas antiguos y modernos, sobre un territorio que recibió y abrazó tantas veces a los españoles que gobiernos españoles fascistas y de derecha, expulsaron de sus tierras en varias épocas de su historia, como ocurre justamente en el presente con los indignados, muchos de los cuales están llegando a la Argentina, país generoso con una de las mejores legislaciones migratorias del mundo, tan diferente a las restricciones discriminatorias que practica el gobierno español y toda la “comunidad” europea, ejemplo claro de lo que una comunidad no debe ser. Como nietos de españoles que somos muchos argentinos, también nos hacemos cargo de repudiar tanto a los que desaparecieron a nuestros abuelos republicanos, como a los que hambrean y ajustan a nuestros primos españoles, a quienes les expresamos una vez nuestra solidaridad al mismo tiempo que les decimos que no queremos a Repsol en la Argentina, porque nos explota, nos saquea y se lleva demasiados dividendos de nuestra tierra, agotando reservas, no invirtiendo lo que necesitamos para tener energía en el futuro como pueblo, sobre bienes naturales que nadie les regaló ni entregó, sólo se los concesionó para que los extraigan y lo han hecho en condiciones de saqueo. Dichos dividendos que Repsol se lleva de la Argentina no han servido siquiera para generar trabajo y bienestar a los españoles, sino para financiar sus incursiones capitalistas en otros horizontes, priorizando la acumulación y no el bienestar de ningún pueblo.
Por último expresamos nuestro rotundo apoyo a la decisión de que el vice ministro de Economía Axel Kicilof sea uno de los responsables de la conducción de YPF nacional, por encarnar a una generación de intelectuales y políticos de la economía nacional, formados por unos pocos viejos maestros que sostuvieron frente al embate neoliberal, el proyecto nacional y el bienestar del pueblo como prioridades, como Samuel Gak, Aldo Ferrer y Eduardo Basualdo, a quienes en nuestros propios ámbitos de la CTA, hemos visto cómo celebran el avance y posicionamiento de sus buenos alumnos Kicilof, Arceo y otros compañeros intelectuales y militantes orgánicos del campo nacional y popular, que no están en el gobierno por ser empresarios exitosos, sino por ser investigadores inteligentes y fundamentados. Una empresaria de las estaciones de servicio dijo que no querían que a YPF la gestionara la Cámpora, nosotros le decimos que no queremos que la gestione el Partido Popular derechista de Rajoy que hoy hambrea al pueblo español y que no dudaría en quebrar nuestra economía para salvar sus finanzas y ganancias, como hicieron los socios banqueros españoles de Repsol con su propia gente y como ya lo hicieron los españoles con Aerolíneas o los franceses con la Empresa de Aguas.
Luis Giannini, Sec. Gral. CTA Río Negro