Una vez más, en el Día Internacional de la Mujer Trabajadora venimos a dar a este nuevo 8 de marzo su antiguo y siempre vigente sentido de lucha, de conmemoración y solidaridad, más fuerte que los ramos de flores y los saludos festivos.
Recogemos conquistas anteriores y nos sentimos orgullosas de las mujeres que nos precedieron. De las protagonistas de las luchas por la independencia, de las sufragistas, de las feministas y mujeres de la política argentina que marcaron un camino de activismo y emancipación desde los albores de la República. Nos enorgullecemos de Evita, la abanderada de los humildes, que fue bisagra para el protagonismo público de las mujeres. De las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, con su fuerza resistente y esperanzadora. De las mujeres que pusieron todo para enfrentar al neoliberalismo: de las piqueteras, las luchadoras sociales, las dirigentes barriales, las mujeres de la política que día a día renuevan el entusiasmo de esta hermosa herramienta para la transformación. Nos enorgullecemos de “esa mujer”, de nuestra Presidenta, Cristina Fernández. La primera mujer electa presidenta y re-electa que está abriendo un camino de liderazgo para generaciones futuras, no sólo de la Argentina.
Nos enorgullece una tradición nacional de logros pioneros para la región en materia de educación para las niñas, trabajo femenino remunerado, voto femenino, ley de cupos, participación política militante, divorcio vincular y patria potestad compartida, contra la violencia familiar y su prevención, entre tantos otros temas.
Esta historia lejana y presente nos convoca y moviliza.Venimos a abrir la avenida de nuevas conquistas para mejorar la vida de las mujeres en el marco del objetivo de una sociedad igualitaria.
La democracia entendida como asunción de conflictos y ampliación de derechos, y el consiguiente esfuerzo por revertir los efectos del neoliberalismo, encarnados en las sucesivas gestiones presidenciales de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, ha dado lugar a avances significativos en esta tradición de justicia social y sociedad igualitaria a reconquistar: el programa nacional de salud sexual y procreación responsable, la inclusión previsional, que tiene un 75% de mujeres titulares de este derecho y permitió a muchas sin aportes recibir una jubilación; la ley de educación sexual integral; la asignación universal por hijo, extendida a las mujeres embarazadas a partir del tercer mes de gestación; la iniciativa para sancionar una ley para trabajadoras de casas particulares; la ley para prevenir, sancionar y erradicar todas las formas de violencia hacia la mujer; la ley de trata; la prohibición de oferta sexual en los avisos clasificados; los protocolos de atención al aborto legal, a la atención de las consecuencias de abortos sépticos, a las víctimas de violencia sexual, la Ley de servicios de comunicación audiovisual, herramienta de democratizar la palabra, la Ley de matrimonio igualitario.
Venimos a dar cuenta también y a corroborar la dificultad que existe a la hora de implementar las significativas leyes ya logradas: sabemos que lo central de las luchas contra la discriminación de las mujeres, a favor de su autonomía, integridad y libertad, se libran en el terreno cultural, en sociedades que siguen signadas por parámetros patriarcales. Las leyes si bien reflejan un cambio social y de época no producen mecánicamente las transformaciones buscadas. Baste como ejemplo el inaceptable accionar de los funcionarios de la Provincia de Entre Ríos (el Ministro de Salud, el Director del Hospital y el juez Tomaselli) en el caso del niña de 11 años violada a la que se negó el derecho a un aborto consagrado en la legislación argentina desde el año 1921.
Pero también venimos por más derechos: con todo lo logrado en el marco de una política de redistribución de la riqueza, sigue siendo muy alta la proporción de quienes subsisten en la economía informal, donde las mujeres todavía somos mayoría; necesitamos lograr una de las más antiguas reivindicaciones: la de igual salario por igual trabajo; necesitamos la multiplicación de espacios de cuidado infantil para que las mujeres no tengamos que optar entre la maternidad y un empleo remunerado, o tengamos que resignarnos a un desempeño deficiente de nuestras actividades; necesitamos que se erradique del código penal la figura del “avenimiento”, que permite que un violador no cumpla su pena si se casa con la violada, que dio lugar al aberrante asesinato de Carla Figueroa en La Pampa; necesitamos modificar la ley de trata para que no se exija a las víctimas de ese delito mayores de edad pruebas de coacción, que en la mayor parte de los casos no pueden dar porque viven en el terror, como lo muestran los impactantes testimonios en el juicio por el secuestro de María de los Ángeles Verón que se desarrolla en Tucumán; queremos que en los históricos juicios por los crímenes de lesa humanidad de la última dictadura tengan cabida las denuncias de violaciones contra la integridad sexual de mujeres secuestradas y presas en centros clandestinos de detención, y la consiguiente sanción a esos crímenes reconociéndolos como delitos de lesa humanidad. Y que este movimiento repercuta en las condiciones actuales de las mujeres internadas en institutos, psiquiátricos o cárceles. Necesitamos que no sigan siendo las mujeres de los sectores populares, de nuestras barriadas más humildes o de las zonas más alejadas las que mueran por abortos inseguros o sigan engrosando la enorme lista anual de egresos hospitalarios, que dejan enormes secuelas para su vida y su salud. Queremos seguir ampliando el espectro de derechos más arduos a conquistar. Y para que esto sea posible es necesario que se genere un debate parlamentario franco y de cara a la realidad cotidiana que viven miles de mujeres en nuestro país. El debate por el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo en el primer trimestre de gestación, propuesto en el proyecto de ley de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, que cuenta con una enorme coalición social que lo respalda, es un debate que nuestra democracia se merece. Como también lo es la sanción de la Ley de Identidad de Género, que seguramente nos movilizará para acompañar su discusión en el Senado Nacional.
Para sostener todas las conquistas ya logradas y para avanzar por todas las que tenemos por lograr es fundamental organizarnos, participar, encontrarnos, fortalecer los lazos de la solidaridad entre las mujeres, que nos permita crecer en el reconocimiento y el respeto de nuestra diversidad y de nuestros objetivos comunes. La organización y el protagonismo de las mujeres es el camino para construir una sociedad con igualdad en todos los ámbitos de la vida y para avanzar en una utopía necesaria: la erradicación de cualquier tipo de violencia contra las mujeres.
La inclusión de la perspectiva de género en el conjunto de las políticas y las instituciones, contribuye a la profundización del proyecto nacional. De esto también se trata la sintonía fina.
Con la alegría del encuentro, las mujeres de las organizaciones sociales, sindicales, políticas, religiosas, de la cultura, las mujeres del proyecto nacional y popular: VAMOS POR MÁS.
Firman:
Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), Movimiento Evita, Nuevo Encuentro, CTERA, Todas con Cristina, Federación de Tierra y Vivienda (FTV), Integrantes de la Red PAR (periodistas por una comunicación no sexista), SUTEBA, UTE, Movimiento Territorial de Liberación (MTL), Partido Comunista Argentino, Federación Juvenil Comunista, Raíz Social, Abogados por la Justicia Social (AJUS), Asociación del Personal Aeronáutico (APA), Centro de Estudios Mujeres y Trabajo (CEMyT), Comisión Política de la Iglesia dimensión de fe (CPI), Pueblos del Sur, Tendencia Nacional y Popular, Agrupación Pocho Lepratti de ATE, Partido Frente Grande, AJB Encuentro, CONADU, Corriente Justicia Social, Frente de Mujeres K, MUP, Programa de Estudios feministas Poscoloniales-IDAES-UNSAM, Espacio Argumentos, Integrantes de la campaña nacional por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito, Allit, Cooperativa Nadia Echazú, Partido Comunista Congreso Extraordinario, Mujeres del Sur, Unión de Músicos – ADEMUS, siguen firmas.